Quiéreme *_*))(Regi)

Eran más o menos las tres de la tarde y Salvatore había decidido que ya era hora de degustar unos pequeños tragos de alcohol. Caminaba sin dudar por terreno de pasto, al cual le faltaba pasto en una específica porción por la cual el español pasaba todos los días. El dueño del pastizal no dejaba que nadie, con excepción de Salvatore, lo pisara... solo porque sentía lastima del pobre ciego y no quería arruinarle la rutina de todos los días.

La rutina era parte esencial de su vida. Si algo no estaba en su lugar como de costumbre, le demoraba al rededor de 15 minutos más llegar a su destino, como cuando un viajero vendedor de cebollas puso su puesto en uno de los caminos de Salvatore y la escena terminó con caídas y sangre. Continuó caminando con su bastón al frente. Ponía especial atención en el bastón porque algún ciudadano ejemplar estaba quemando basura muy cerca y el olor le confundía. En un descuido su bastón golpeóó el pie de alguien.

-Mis más sinceras disculpas, Madame!- Dijo preocupado a la nada- ¿Está usted bien?

-Tu!!- le gritó alejándolo con un empujoncito, reconociéndolo al instante y lamentándose por tener tan mala suerte ese día.

-Lady Elizabeth, esta usted bien?- Pregunto con fingido pero propio interés a una mujer de unos 30 años de edad. Ese día su trabajo era ser el leal guarda espaldas de una bella extranjera que buscaba un pueblo más en el que poder invertir con un par de fábricas, sin embargo, la dama en cuestión no parecía muy interesada en ese lugar.

-Oye...! Tu! Discúlpate con la... seño- DAMA!- le ordenó mientras la mujer se alejaba un poco con gesto de repulsión. Regy había terminado como su guardaespaldas por su apariencia, mas no por su cerebro. Limpio y bien vestido, su misión del día era sencilla, tenía que conseguir que Lady Elizabeth dejara dinero en ese lugar, si no, a el le iria muy mal.

-Lady Elizabeth, esta usted bien?-
Salvatore sonrió a escuchar esa voz. Como siempre no tenía idea de lo que pasaba, pero iría armando las piezas poco a poco. Un delicado olor a perfume se dejaba sentir en medio del olor a humo, hasta que un empujón lo sacó de su conjetura.

-Oye...! Tu! Discúlpate con la... seño- DAMA!-
Hey, calma amigo, sabes que no lo hago apropósito- Dijo acercándose a Regi con la intención de revolver su cabello

Citación :

Hey, calma amigo, sabes que no lo hago apropósito

-h-hey!!- Su expresión fue de total desagrado hacia su intento de juego, claro que olvidaba que el otro no entendería sus indirectas faciales. -basta...- susurró jalándolo del brazo hacía Lady Elizabeth- Te vas a disculpar con Lady Elizabeth... y vas a sonar sincero y cordial, entendido?- Su voz era insistente y su tacto firme pero nervioso. Se detuvo al estar frente a ella y colocar a Salvatore en posición para -disculparse-

-...anda-

-...anda-

Sonrió de lado antes de disculparse.
-Lo lamento mucho Madame- hizo una reverencia mientras sonreía con los ojos cerrados- Este hombre no volverá a entrometerse en su camino- Giró hacia el joven

-¿Así o más sincero?- Dijo en voz alta- Tienes suerte de que aún no he bebido nada o seguramente ya le habría dicho algo indebido a esta dama con tan peculiar nombre- Sonrió

-Que asco...- murmuró la mujer con marcado acento de la ciudad y empezó a caminar en dirección opuesta. -Reginald, consigue mi carruaje. Me regreso a la capital.-

Regy apretó los puños y se mordió el labio para no agarrarse a golpes con el rubio en ese mismo instante, en su lugar, rió ansiosamente y le contestó.

-Enseguida... mi Lady...-

Unos momentos después Lady Elizabeth ya estaba en el carruaje y el estaba aun en la calle, meditando en si debia arrancar cada cabello del otro o terminar de quemar su casa.

No... el fue tu sustento por unas buenas semanas... paciencia Intentaba calmarse.

-Eres.... ERES HORRIBLE!!!-

Reginald Green escribió:

-Eres.... ERES HORRIBLE!!!-

Salvatore se llevo una mano al rostro para esconder una peculiar mueca en la que fruncía el ceño y apretaba los labios

-Suenas muy tierno hahaha- Dijo entre risas- No, haha, discúlpame, lo lamento, lo lamento, no puedo evitarlo, es solo que estoy feliz de ver que estás bien- se acercó a el y lo abrazó dando palmadas a su espalda, dejando en claro que el noruego era unos centímetros más alto que el español- Últimamente hay muchos peligros en esta pequeña ciudad-

Citación :

Últimamente hay muchos peligros en esta pequeña ciudad-

-Ugh....- Se quejó entre sus brazos- El unico peligro eres tu... dejando este triste pueblo con una mala imagen ante esa señora gorda y rica- suspiró- Por lo menos me dejó una buena propina y su dirección... No se para que querría visitarla... Mujer rara.

Se alejó un poco y acomodó sus ropas.

-Hey, que te parece si me escoltas... a la taberna- Le dijo tomándolo del brazo como si de una dama se tratara- y te invito una cerveza para que te relajes un poco, o tal vez quieras comer algo ¿que te parece?- Comenzó a caminar al tiempo que en su mano libre tocaba el camino con su bastón.
-Cuidado con el charco- lo empujó a un lado para que ambos lo esquivaran

Gruñó resignado, solo dejandose guiar.
-Es muy temprano para empezar a tomar, en realidad eres un ebrio sin esperanza- Lo miró de reojo, suspiró- Y no me gusta la cerveza, es asquerosaa ow- evadió el charco y regreso luego a un lado de Salvatore.

-Comida esta bien. Ese estofado de pollo que hacen cerca de la iglesia es tan rico...- sonrió sin darse cuenta, la sola imagen de aquel estofado era suficiente para olvidar lo mal que habia ido con Lady Elizabeth

-Es muy temprano para empezar a tomar, en realidad eres un ebrio sin esperanza.

"dush" Salvatore bajó la cabeza.

-Comida esta bien. Ese estofado de pollo que hacen cerca de la iglesia es tan rico...-
Caminaron hasta el ese lugar del estofado. Salvatore literalmente iba siguiendo al noruego sin poner atención a nada más. Se sentía muy cómodo al verlo feliz. Estofado, le gusta el estofado.

Una vez que llegaron a comedor jaló una silla- Siéntate Regi- Comenzó a palpar al aire hasta encontrar otra silla y sentarse. Era la primera vez que visitaba ese lugar y no tenía idea de la distribución, el tamaño de las mesas, el tipo de comida, el tamaño de los platos, el olor, el sazón, absolutamente nada. Una cortesana se acercó a preguntar que querían comer. Las opciones no eran muchas, eligieron estofado por supuesto. La mujer llegó con dos platos de estofado claramente muy calientes y dejó un par de cubiertos en el centro de la mesa.

-Huele delicioso- Dijo palpando la mesa en busca de los cubiertos que escuchó fueron depositados cerca de ellos- Tal vez hubiera venido antes si hubiese sentido el olor a comida, es una pena que toda esta zona huela a humo- El lugar estaba lleno de letreros y telas coloridas. Tomó una cuchara que sacaba humo, estaba muy caliente.

-Veamos si sabe como huele-

Estaba bastante feliz en ese momento, sin presiones ni preocupaciones. Incluso el hecho de haber sido tratado como "la señorita" le paso desapercibido. Estaba sentado y esperando, mirando a su alrededor como si nunca hubiera estado en esa posada. Se sentia como una casa, cálido y agradable, y con un aroma a comida impregnado en todo el lugar. El creia que así debía ser una hogar.

Observó a Salvatore, con todas sus pequeñas acciones. En realidad es ciego pensó interesado. Ese hecho no cambiaba su percepción de el, pero si le daba un poco mas de crédito por el esfuerzo de vivir.

-Y... has sido ciego toda tu vida o alguien te hizo eso??- Le preguntó sin pena soplando despacio ese humeante estofado. -Tienes idea de como te ves tu por lo menos?

Salvatore se llevó un bocado de comida a la boca, se quemó la lengua.

-Y... has sido ciego toda tu vida o alguien te hizo eso??
Salvatore dirigió la "mirada" al otro y le sonrió -Hmm, mi madre decía que poco a poco fui perdiendo la vista durante mi niñez, de hecho cada vez empeora más- Comió otra cucharada de estofado, esta vez le sopló antes de ponerla en su boca- Pero para serte sincero, yo no recuerdo haber visto nada... solo veo... como describirlo... manchas?eh será eso?... no se de que color son. Lo siento, no me se los colores-

-Tienes idea de como te ves tu por lo menos?
-No tengo la mas mínima idea- Frunció el ceño tratando de construir una imagen mental- eh...dos ojos, nariz y boca. Barba, no se exactamente que hace el barbero con ella, barba partida- Sonrió- No a decir verdad no se como describirlo- Comió otra cucharada- Regi- Seguía masticando- ¿Dime cómo soy?-

Regy escucho con atención mientras comía con cuidado, por un momento se sintió superior al poder tener un conocimiento que su acompañante no tenía. No era una sensación habitual así que la apreció mucho.

-Hmm bueno. Eres ...- empezó, algo dudoso, mirando fijamente a Salvatore- Tu pelo y tu barba son de color amarillo- Tomó un bocado- El amarillo es como... como cuando el sol empieza a darte calor, es brillante. Y... umm... tus ojos son azules?- titubeó- Azul es como el agua fria y el cielo. Creo que combina bien no? Frio y caliente.

Lo observó por unos momentos mas, no sabía que mas decirle.

-hm... Dos ojos... una nariz y una boca-

Salvatore no pudo evitar que una risita escapara. Obviamente intentaba relacionar los colores con las temperaturas, pero era bastante complicado. Sin embargo Regi hacía un esfuerzo por explicar.

-hm... Dos ojos... una nariz y una boca-
-Finalmente somos iguales, un montón de cosas con brazos, piernas, cara y cabello... las mujeres tienen senos-

Salvatore estiró la mano para volver a palpar el rostro de Regi- Hmmm... Eres muy apuesto- Dijo directamente- Tu piel es suave, no tienes berrugas o algo así- Palpaba mientras hablaba- tu nariz es larga, no tienes cicatrices... Si, eres muy apuesto- Salvatore no tenía idea idea del significado de apuesto, solo sabía que era algo bueno y su madre se lo decía cuando era niño todo el tiempo- Da gusto tocar gente apuesta de vez en cuando- Sonrió resignado al recordar el momento en el que conoció a un viejo con berrugas y pelo en todos lados.

El tacto lo tomo por sorpresa, aun tenia algo de comida en las comisuras de su boca y sentia que el otro solo estaba embarrando esos restos por el resto de su cara.

-Eso es bastante homosexual de tu parte- Le dijo sin apuro al sentir sus halagos tan directos, alejó su mano lo mas sutilmente que pudo para seguir comiendo. -Solo las mujeres le dicen a los hombres que son apuestos, por si no lo sabías. - Terminó su plato de comida y exhaló contento. Una siesta no estaría mal.

-Eso es bastante homosexual de tu parte...Solo las mujeres le dicen a los hombres que son apuestos, por si no lo sabías. -

Salvatore se sobresaltó y alejó rápidamente su mano. Bajó la cabeza apenado. "Mamá, porque nunca me dijiste eso".
-Lo siento Regi... no lo sabía- le sonrió tranquilo, pero aún avergonzado. No quería incomodar al otro- Eh... quieres ir a mi casa a descansar un rato?- "ya que no puedo llevarte a la cantina y necesito beber algo que no sea agua" pensó. Se sentía muy extraño estando sobrio.

Dejó dinero en la mesa, había de sobra, de hecho se equivocó de moneda. Tomó al otro del brazo nuevamente. No había problema al tomarlo así del brazo, el estaba muy cómodo y si alguien preguntaba acerca de dos hombres agarrados del brazo, simplemente respondería que se le está dando asistencia a un ciego.

-Pasa- Dijo pateando la puerta, que ya no servía.- Ponte cómodo, donde gustes- La casa era oscura como de costumbre, todas las cosas en su lugar, todo era funcional, no habían adornos ni colores, ni pintura.

-Tu casa es luce tan diferente con otra luz...- dijo al pasar, examinando todo y aflojando un poco la ropa que llevaba, diferente a la que acostumbraba. Cierto, tengo que devolver esta ropa después... Se miró a si mismo y suspiró aliviado, aun estaba limpia.

-Bien, me sentaré un momento en tu sillón. Toda esa comida me dejó agotado- Bostezó profundamente , quitandose las prendas superiores de su atuendo para luego acomodarse como un gato.

-Y tu? Vas a trabajar o algo asi?

-Y tu? Vas a trabajar o algo así?-
-No será necesario por hoy, ayer hice una entrega y la próxima es hasta la siguiente semana- Dejó su bastón en una esquina de la casa, se quitó el saco y se aflojó la corbata mientras caminaba a ciegas por la casa.

- Hoy en la mañana, mi madre vino a visitarme, por eso está todo tan ordenado- Caminó 12 pasos para llegar a la barra y tratar de agarrar algo que no estaba ahí- No puede ser...- Pasó su mano por la barra, giró sobre su eje para tocar la mesa. Giró a la derecha caminó 7 pasos para llegar a la alacena, la abrió, palpó... tampoco había nada. No había alcohol en su casa.

-Hombre! puedes ver alguna botella de vino aquí??!- Dijo visiblemente alterado antes de sentarse en el sillón que estaba frente a Regi- Mamá ya no soy un bebé...-

-Nope, nada de alcohol por aqui- Le contesto sin buscar en verdad, recostándose feliz y estirandose por toda el area.

-Pero que tiene?, no te vas a morir por uno o dos días sin alcohol. No crees que es bueno estar bien sobrio? Yo creo que es bueno, no es divertido hablar con borrachos. Los borrachos son necios y tontos- Se colocó sobre un costado, en posición fetal mientras observaba la desesperación del rubio.

-Nope, nada de alcohol por aqui-
Pasó una mano por su cara mientras pensaba "donde está"

-Pero que tiene?, no te vas a morir por uno o dos días sin alcohol. No crees que es bueno estar bien sobrio? Yo creo que es bueno, no es divertido hablar con borrachos. Los borrachos son necios y tontos-
-No, no... - Levantó su cabeza y dirigió la "mirada a Regi"- ...el alcohol te hace percibir el mundo de una forma distinta... es como si te relajaras y no tuvieras que preocuparte por nada... es como si te convirtieras en alguien fuerte - Extendió la mano apuntando al otro- Deberías saberlo, ¡Cuantos años tienes?- Dijo sarcástico- porque todo hombre sabe apreciar el valor de alcohol.- Estaba frustrado, algo normal para un adicto.

Las palabras de Salvatore resonaron en su cabeza, y no le gustaron para nada. Le recordaba a lo mismo que hacían los brujos con la magia.

- Es tan importante sentirse fuerte?- Se volteó, dando la espalda a Salvatore- Deberias usar ese tiempo que gastas en el alcohol intentando volverte *fuerte* por tu propia cuenta si tanto te interesa...- Su tono se escuchaba irritado, para él era un tema desagradable.

-y debo tener como 16 o 17... no tengo idea-

- Es tan importante sentirse fuerte?... Deberías usar ese tiempo que gastas en el alcohol intentando volverte *fuerte* por tu propia cuenta si tanto te interesa...-
Escuchó atentamente algo que le habían dicho muchas veces antes y solo pudo respirar hondo y tratar de calmar sus ansias. Finalmente Regi tenía razón, pero no iba a admitir absolutamente nada.
-Tsk- Se recostó boca arriba en el sillón cruzando los brazos

-y debo tener como 16 o 17... no tengo idea-
-Esa es una buena broma- sonrió desganado- Yo creo que tienes como 24... por cierto... aún no te gusta mi nombre?- Preguntó curioso como si el regaño del jovencito nunca hubiera ocurrido

su actitud le irritó solo un poco mas, se pegó aun mas a su sillón, como si pudiera esconderse ahí y olvidarse del otro.

-No, ni si quiera recuerdo tu nombre- Dijo con sinceridad - Es tan feo que lo borré de mi mente- refunfuñó enojado, aunque la verdad era que era un nombre tan raro para el que no tenia ni idea de como recordarlo y mucho menos pronunciarlo.

Se levantó y caminó hacia Regi, le dio una palmada en la frente y se sentó sobre el.
-Salva...tore....-podrá no gustarte, pero debes recordarlo- Le sonrió mientras metía la mano entre Regi y el sillón, acercándose peligrosamente a la entrepierna del otro.

-Aquí está!- Sonrió emocionado al sacar del pliegue del sillón una pequeña licorera plateada- Salud!- Levantó la cantimplora hacia Regi para hacer un pequeño brindis de una persona.