El despertador comenzó a sonar como loco. Primeramente era un zumbido, después cambiaba a una fuerte y ruidosa vibración, para al final convertirse en un sonido irritante y continuo, similar a lo que seria la sirena de una ambulancia.
Y sin embargo eso no lo despertaba. Lionalle era como sus leones; de sueño pesado. Nada lo despertaba, ni siquiera esa ridícula alarma que había comprado con la idea de quitarse el "mal habito".
Fue la súbita caída de su cama al suelo al moverse lo que destruyo su sueño. Ni siquiera se incorporo, tan solo entreabrió los ojos y miro la alarma vibrando desde el suelo.
-... ¿Cuanto te caes? -Le pregunto incorporándose y sobándose la cabeza despreocupado. De pronto la alarma callo al suelo; Lionalle contó 7 segundos desde el momento que pregunto hasta su caída.
-Genial... -Gruño al notar que el aparato no había aguantado el impacto y ahora yacía roto en el suelo.
Se puso de pie comenzando a estirarse. Bostezo varias veces y fue directo al baño, dispuesto a tomar un baño y cambiarse.
Su rutina era simple. En días de espectáculo se levantaba temprano para ver a sus leones, inspeccionar que estubiera bien, sanos y no les faltara absolutamente nada. Después se ocupaba de los otros animales; después de todo el se encargaba en general de todos ellos.
Le basto un desayuno pre-calentado y salio de su remolque; en el camino se puso su típico saco beige mientras tragaba su ultimo bocado con deleite, sin siquiera preguntarse si esa comida ya había caducado días anteriores.
-------Continua en Jaulas de Animales-----------